domingo, 26 de septiembre de 2010

5º epístola - Concordancia

Afortunadísima otredad (así, "a secas"):

Justamente en cartas que, porque yo te las he escrito, las has dado por consabidas y fácilmente memorizables, te había nombrado a mis compañeras de oficina como "seres terriblemente seducidas por los mitos de los juglares como Ricardo Montaner, Diego Torres, Enrique Iglesias, y todo ese repertorio de seres que han pasado por los sillones de Su Gimenez" (éstas no fueron las palabras exactas, pero te doy mi interpretación de la interpretación que vos como media parte DEBES tener).He recapacitado los otros días cuando las vi tan felices. No, no, tan inmensamente felices, con sus entradas para ver a ese tal Luis Miguel. Se traficaban las expectativas acerca del show del subsodicho, recordaron las letras, el término amor se ejecutó hasta llegarme a pensar tan descreído, tan desgraciado, tan sujeto de sus canciones.
La batalla estaba media perdida: yo tengo un amor perdido, tengo un amor escurrido en algún colectivo, tengo un amor a quien pensé molestar debajo de la mesa, o tirarme en alguna escalera a tomar un agua. Y no decir nada, para que estos cantantes lo digan todo por mi (o lo canten todo por mi, y lo cobren todo lo que cantan). Reservarme, de este modo, la melosidad, o delegarla en quienes están autorizados.

Con respecto a tu investigación, te recomiendo algo, en vez de tanta "cháchara sociológica": un mp3, un tema como "ALGUIEN LA VIO PARTIR" de Diego Torres en tus oídos, y mientras tanto, una caminata a ritmo de video clip. Yo ya lo estoy intentando en mi oficina mientras pasan ese tema, y me resigno a ser parte del experimento como el cobayo por voluntad propia.

Me va cayendo mejor que estés lejos, porque voy como disfrutanto que andemos acordando en pensamientos. Quizá -no sé- esto habla de la unidad profunda que somos.

Al final, las almas no andan tannn bifurcadas.


Salud,

El Otro.

martes, 21 de septiembre de 2010

4º Respuesta - La otra angustia

Queridísimo y ojalá no recordado Otro:

Me diste una gran idea, maravillosa, "chimichurrezca": Una investigación onda sociológica, onda chamuyera, onda supresora(pensarás que ando medio cabizbajo, porque pienso estas absurdidades: es que me he recorrido ya las 50 manzanas del pueblo, y no quiero volver a las mismas excursiones).

[¿Dónde se escuchan más canciones tristes: en el campo o en la ciudad? ¿Qué dolores se suscitan cuando uno construye su "gran dolor" a través de la música triste totalizante?¿Son los mismos dolores lo del campo que los de la ciudad?]

Porque vos imagináte, amadísimo otro: acá, un pueblerino realiza sus proezas y sus angustias en un espacio abierto, con predominancia del chusmerío y radios locales, poco uso de la televisión -y por ende, de los ritmos del video clip latino- y amores que nunca se pierden en las cuadras incontables de una ciudad. La canción triste aquí se despliega en calles de barro y se pega a un caballo, a un rancho venido a menos, a una casa abandonada en la esquina ¿Genera la misma melancolía la canción trágica que se plasma en rostros en una avenida, a mujeres y hombres limpios y con ropa de trabajo tomando un café por la mañana?

Pero, algo más extraño se me ocurre. Un hombre de pueblo, ¿sufre más por amor que un hombre de ciudad?

Preguntas, seguramente para que te entretengas en la oficina. Es mejor discurrir con el pensamiento hacia cuestiones que bien pueden durar todo el contenido de mi ex taza llenándose y vaciándose por tu boca.

Un cariño (pequeño)

Otro.


Habría que corresponder

4º epístola - El Angustiado

Muy y mal recordado otro:

Me costó un poco ver tu jugaba macabra para no contestarme la carta donde hablaba de un tema tan delicado como filosófico: o la taza o lo que potencialmente contiene la taza.
Pobre yo, aún mantengo repeticiones que sé que hacen mal. Pero para eso me pagan, para circularidades en lugares ajenos.

Me pongo a pensar que voy a usar de maceta tu taza. La voy a confundir con un depósito de tierra. Plantar una alegría del hogar. Olvidarme, de éste modo, que aquí hubo mañanas y tardes tuyas, haciendo y haciendo y haciendo desayunos y expedientes y meriendas (en orden respectivo).

Tal vez así me deshaga de estos pechos dolorosos, y éste involucramiento que tengo con las canciones tristes.
Doloroso ¿no? Porque a veces en los arranques de barco virando hacia la izquierda, busco chatear con alguien que no se vea amenazado por mis necesidades. Otras veces, cuando la cosa viene como un florero de angustia y cosas lloronas, digo: "si pudiera tomar de esa taza, que es maceta, quizá tendría la cosmovisión de mi otro, en el campo y en la libertad". Pero yo no quiero tomar tierra, tengo saquitos de café rapidísimo que me salvan la parte fisiológica y pequeñoburguesa de mi "vida-cosa".

No mucho para decir. Estoy triste, y no voy a delimitar mi congoja con esta carta. Y nadie quiere/puede (primero fue el poder, luego fue el querer. Aviso esto,porque esta conjunción fue algo tardío y resultado de un proceso bien exacto pero ahora e sun guiso de voluntades) salvarse.

Hasta la próxima,


El uno (menos medio)

sábado, 11 de septiembre de 2010

3°Respuesta-Apresuramiento

Queridísimo parte del ser mío en desgracia:

Tu condición de desgraciado y resentido seguramente estará sobreestimando los colectivos -empujones a inocentes, no ceder el asiento al viejerío, etc-, y tal vez te la agarres con el muchacho del correo -muchachito del salario bajo y del deseo de una clase media alta de pequeños empresarios haciendo golpes de estado-. Nadie tiene la culpa, ni siquiera este vacacionante como yo, que humildemente te responde comprensivamente, y es dócil a tus consignas extrañas y molestas. Imagináte: no tengo ganas de pensar como oficinista, ni volver a considerar que todo lo que escribo es un memorando de respuesta. Por eso, conociéndote como conozco la composición de un expediente de compras (lamentablemente lo recuerdo, tengo restos de la desdicha, y por eso tal vez, cada vez que te leo, muevo la cabeza como asintiendo y recurro a parar un poco de leer para entender que "no soy vos"), sé que estarás reclamándome en unión con vos, que volvamos a la unión primera, cuerpo y alma en un sólo -solísimo- espacio y tiempo. Y como sé que me estás escribiendo una nueva carte, yo me apresuro y te digo que aquí está mi respuesta: NO ES NO. Hoy en la plaza del pueblo, un "grupo de silencios" (dejo a tu libre interpretación a qué me refiero con eso), me declamó los beneficios de estar fragmentado:

-vivir el cielo y el infierno
-Tener variadas experiencias de vida, poder abarcar un poquitito más el Universo.
-Maximizar en el corto tiempo de la vida terrenal, las posibilidades de existir.
-Entender que 1 mas 1 es dos y que dos por 1 es dos, y que cada una de estas cuentas es diferentes (el primero es UNA PAREJA DE AMOR y el segundo es o bien una promoción de Burger King o una experiencia extrañísima como la que estamos pasando)
-ETC ETC ETC

Esperando la carta, ya he anticipado el tiempo de las respuestas. Es que todo es tan predecible, que ya podemos reirnos y llorar de lo que aún no está en nuestras manos.


Saludos negativos (NO ES NO, recordalo)

Tu otro.

viernes, 10 de septiembre de 2010

3º epístola-El desvarío

DES-estimado otro:

Necesitaba del prefijo para anular términos que no me representan, que se caen de maduro (ya no sé si te estimo, hay cambios en mis pensares hacia vos, que repercuten en las formas tradicionales de la carta). Te fuiste, así como si no tuvieses nada que abandonar en esta oficina. Lo más adueñado de vos, la taza y la cuchara de plástico, fueron juntando la soledad y el aislamiento en medio las cosas usadas. Vengo yo a retomar el uso de tus cosas como si volver a empezar fuese fácil: acostumbrarse a los colores, comerse en choripán las conversaciones de ropas que se repiten con olores que se vuelven familiares, la sospecha de las ocho horas (¿trabaja, estudia, sabe, calla?). Y si tengo que reclamarte algo en este espacio, recurro a la taza, a la marca de tu boca en el extremo superior, al mango de cerámira tocado tantas veces por el pensamiento del desayuno y de la mediatarde. Reclamo, reclamo, pero sin saber que la queja no va por los cables del teléfono hacia donde estás, ni por las cañerías. La queja se queda en la taza, escupida, y tragada cada día por mi jornada laboral. Como si la viejo y lo abandonado fuese circular sobre su propio eje, (la taza y la boca, y sin dejar de ser tu abandono y tu partida.
Entonces si debo reclamarte, debo hacerlo sobre una nada que me dejaste en ¿en la taza o en su contenido?
¿Adónde dirigir las quejas y mis odios hacia vos? ¿Hacia la materia que hace la taza o hacia el espacio que llenaré con el café de los días y las mediastardes?

Te odio.

Tu otro en desdicha.-