domingo, 3 de abril de 2011

La epístola de la conclusión.

Al que está en Entre Ríos:


Tenemos una relativa independencia. Vos aprovechaste que la gente renueva libretas de DNI por culpa de la benevolencia kirchnerista, y recogiste una de las viejas en la basura bien acumulada en una esquina de ese pueblo que tan bien habitás.
No importaba si la foto o el nombre coincidían con tus atributos, si lo que poseías ya me los habías donado al cien por ciento, y no convenía buscar parecidos para en un futuro inmediato volver a caer en la confusión de cartas en las que queramos desligarnos entre nosotros.Entonces para vos mejor ser, no sé, mujer o transformista y que te guste el sexo opuesto y la usurería sea tu especialidad; y que tengas un libro de autoayuda para que te enseñe las conexiones entre ocasos y estadíos de la conciencia,bueno y la enumeración cae de maduro.
No quiero con esto pretender de vos una respuesta, ni que me enviés el testamento donde me donás toda la existencia, porque ¿seguirás viviendo en la dirección postal donde yo envío esta epístola? ¿o será que te tomaste tan en serio el viejo DNI de una persona cualquiera, que ahora hasta cambiaste de domicilio? Eso implicaría molestar a otros seres, pero eso a mi no me compete. Tal vez mande estas líneas por un correo que jamás te encontrará,y eso a mi no debe importarme, porque aquí está el límite de la ligazón entre nosotros.

"No esperar respuestas"

Como si la escritura tenga el destino del aire, sin una meta fija, más allá de que el inicio tenga un "estimado ...." que hablaría de un destinatario. No. Acá está el engaño preciso y bien dilucidado. Porque todo lo que yo pude escribirte no tiene dueños en las emisiones ni en las recepciones.
Ayyyyy señor o señora de Entre Ríos, no creo que me entienda, pero cada construcción verbal aquí no fue escrita sin el amor ni sin la desdicha que acarreo en cada minutos que fluye el tiempo. Todo lo nombrado tiene demasiado mundo para mi: hay un cielo y una filosofía, hay dos corrientes de agua en lucha, hay tanto viento desgarrado por una ruta. Hya tanto tanto que ¿yo podría decir que eso es mío y que es para que usted se lo apropie?

Ohh, creo que los dos hemos entendido esto. Por eso, el silencio de meses, el respetarnos, y tu decisión de cederme la identidad entera: ahora yo existo demasiado, y vos fuiste a buscar nuevos líos por ahí, que a mi no me incumben.

Entonces, la claridad del asunto exige un brindis, una limpieza a fondo de mi pieza, un cambio en la posición de las plantas, una sonrisa a cada uno que pase por la cuadra, un...

Espero haberme hecho entender lo último por lo menos.