lunes, 18 de octubre de 2010

7° Respuesta - El divorcio

Mi muy estimado otro:

Por lo que veo, me estás planteando un fin a nuestra religazón, a nuestra unicidad (salvo las rutas que se nos interponen y las lecturas diferidas y las interferencias de radios y radios locales).

Ahora yo pregunto, porque si pregunto lo que voy a preguntar es porque tengo una paz que no puedo enviar por carta -lamentablemente, muy lamentablemente-: ¿tengo la culpa yo de tu tremendo infierno de medioautodestrucción?

Me permito recordarte que este juego de ser parte de un "uno" no implica suponer que así como si nada los campos y los razonamientos de todos los que participan van a ser despedidos, sin más "empleo" que no devenga en huelga y malaria por meses y meses en las calles y por qué no en los pueblos interinos. Los finales convergen en imágenes que no tendrán más su valorización -osea, ese puente, esas vías muertas, esos hombres en el bar, esas mujercitas en la oficina, esa taza caerán en la chatarra sucia sin nada más a reinterpretarse-.

Los dos hemos asumido una responsabilidad en éste compromiso epistolar: vos desde una oficina, y yo desde la tremenda inmovilidad de un pueblo de Entre Ríos. Hemos decidido reafirmar una contradicción super importante en la vida de nosotros como "un unico ser".

No, así las cosas no deben ser, Santiago ¿O te creés que la escritura está de tu lado?

Eso es lo que creo, al releer tu última carta. Que de algún modo estás reafirmándote tomándo la decisión de acabar esto de cartas van cartas vienen, mate de por medio, vuelvo a leer, y vuelvo a concluir lo mismo la pucha, la pucha.

¿La escritura está de tu lado? No, no está de tu lado, voy a dar batalla. Porque si estás escondiendo debajo de toda esa desdicha un profundo existencialismo para vos solito, te digo que acá la filosofía es de a dos, de a dos.

La escritura no está de tu lado.

El otro (sí, sí, el otro).

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