martes, 5 de octubre de 2010

6º Epístola - La errancia

Mi muy de buen humor otro yo:

¡Hola! ¿Cómo estarás? Acá los días de ciudad se tornan criadero de alimañas en estado de retirada y de avanzada: algunos acaban con sus respectivos amores del invierno pasado, otros compran entradas para algunos de los megaconciertos que seducen oidos y vista, modas contramodas. Y si no te llegan noticias de los últimos cortes de calles que hicieron que una marea de militantes inunde los baños de un Mc Donalds, pero nunca irse sin poner un "JP EVITA"o un"HASTA LA VICTORIA" o "HASTA EL (FRENTE) PARA LA (VICTORIA)", y esa clase de etcéteras que abarcan izquierdas y centroizquierdas.
Así la cosa se expande, y se vuelve como una levadura siempre invadiendo lo que antes no tenía nombre o significancia para mí. Un proceso de "expansión de la pregunta primera" afecta desde el sonido del despertador del celular, hasta la palabra de última hora ("apaguen la luz, déjenme dormir, buenas noches, ufff").

Pero el efecto más extraño o mejor diríamos más novedoso, es la desnaturalización de lo partido que estoy. Osea, tu ajenidad se me hace hueco en la sábana o oficina usada a modo de rompezabezas. Por eso te escribo con ésta voz que no es la voz del que juega a que no estás. La voz del que asume la partición, la piensa, la mastica (y no necesariamente en las horas del almuerzo o de la cena, sino en intervalos de colectivos sin llenar.

Y ahora digo: "Esto es serio."

¿Que media parte esté en ese campo jugando a que está a la vez en una oficina del Estado es lo mismo que media parte que está en la ciudad juegue a que a la vez está en el campo?
Creo que en todo estos meses tuve una sensación de metáfora. Me comí la figura retórica y me cayó mal.

Vuelvo a repetir: "Esto es serio"

Voy pensando en que no tengo respuesta, porque las preguntas me las hago y me las olvido de que existen ¿Será que juego a que dudo?
Mientras tanto, me estoy dejando el bigote, así los gatos de mi casa ya no me reconocen, así puedo reconquistar a las caras que veo en el espejo, así puedo charlar pelotudeces con vos.
Por eso, ¿cómo anda tu pelo o tu barba?

Hablemos más seguido.

Te extraño tanto que debo usar el liquidpaper para borrar muchas veces lo que volvería a escribir. Y así reafirmar éste deseo de volver a reencontrarte.

El otro.

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