martes, 15 de febrero de 2011

Querido:


A veces quisiera saber qué distracción o qué inutilidad formó parte de las cosmovisiones de Kafkas o Boudelaires (por no citar a Borges). Y agarrar todo ese patrimonio de lo inútil para saber si con eso por lo menos podré encontrar colectoras o alternativas a las fatalidades del estar acá (y voy a describirlo): repitiendo entradas y salidas al mismo cuarto, y recordar que hubo una concepción de la repetición inacabable, y agarrar al gato y recordar que odas habidas y por haber serán recitadas sin nadie saber siempre que uno vuelve a levantar a ese silencio con cuatro patas, y la mañana fundamental simbolizada en tantos elementos que ya son parte de lo que yo también debo cantar.
¿Y las distracciones, y las inutilidades a dónde habrán partido?
Mientras escribo todo esto debo estar perdiendo, y por ende debes estar perdiendo, lector de la carta, tanta basura que, estoy seguro, se pueden construir monumentos desmesurados con toda esa materia.
Pero, bueh, uno está ocupado en seguir el tren de la historia y quedar aunque sea como un nombre en un catálogo de fin de año.

No hay comentarios:

Publicar un comentario